Umbria es una región cuya extraordinaria belleza requiere la participación de los cinco sentidos para ser apreciada en su totalidad. Las próximas vacaciones de Pascua constituyen la ocasión ideal para descubrir, o volver a descubrir, lugares que acogen al visitante con una amabilidad y sinceridad sin igual. Y la estructura adecuada para respirar la atmósfera umbra es, sin lugar a dudas, la casa rural.
Nuestro itinerario comienza por uno de los puntos de referencia del cristianismo mundial, Asís.
No es necesario ser creyente para respirar el profundo sentido de espiritualidad que emana de la ciudad: es como si las huellas de los Santos Francisco y Clara hubiesen envuelto en un halo de serenidad el lugar, perpetuando la emoción que se siente visitando la imponente Basílica de San Francisco, con extraordinarios frescos de Giotto y Cimabue, y la rosácea Iglesia de Santa Clara, rodeada de un imponente panorama, sobre todo, al atardecer. Asómese al muro que delimita la plaza, toque las piedras y deje que el tacto se impregne de una atmósfera que colma el corazón y apacigua el alma.
La misma sensación de “tocar la historia con la mano” se percibe paseando por las empinadas calles de Città della Pieve, o en el museo del tejido de Città de Castello, donde están expuestas valiosas puntillas, extraordinarios manteles del Renacimiento e imponentes tapices.
Y un verdadero placer para la vista son, sin duda, las ciudades de Orvieto y Spello, con sus bellezas artísticas que le depararán enormes sorpresas. En la Catedral de Orvieto destaca la capilla de San Bricio, con frescos de Signorelli, una auténtica fiesta de colores, brutalidad y sensualidad que le dejarán boquiabierto ante todo ese esplendor; en Spello, en la iglesia de Santa María Maggiore, la Capilla Bglioni, obra de Pinturicchio, es un caleidoscopio de matices cromáticos y sabias perspectivas. Parece casi imposible que estos pequeños puebles, de apenas unos cuantos miles de habitantes encierren, como cajas fuertes, inesperadas obras de arte de fama internacional.
Siguiendo la huella del arte, nos detendremos en Perugia: la armonía y la seriedad de Piazza IV Novembre, con la Fontana Maggiore medieval, no se desvanece en absoluto por la sobreexposición mediática que ha convertido el lugar en algo familiar. Así es, en vivo, la impresión sigue siendo vibrante y seguramente ésta se prolongará visitando la “Galleria Nazionale dell’Umbria” (Galería Nacional de Umbria): ubicada en el imponente “Palazzo dei Priori” (Palacio de los Priores) que conserva, entre otras, obras maestras de Beato Angelico, Perugino y Pinturicchio.
Y ahora, después de haber satisfecho el tacto y la vista, le toca al oído.
Nada mejor que el melódico sonido de las campanas de la Catedral de Spoleto, ciudad del famoso festival, un contenedor cultural muy variado que cada año atrae a miles y miles de turistas de todo el mundo.
Pero no podemos olvidar que Umbria es el paraíso de la buena cocina, el gusto quedará satisfecho gracias a la gran cocina local, que no puede prescindir de la trufa, servida con la clásica pasta “strangozzi” o más simplemente con costrones y, por supuesto, todo ello podemos acompañarlo con un vaso de un exquisito “Sagrantino” de Montefalco.
Por último, con los sentidos completamente satisfechos y el alma serena, podremos concedernos un descanso de puro relax en Nocera Umbra, descubriendo las propiedades benéficas de sus aguas minerales. Al final de este magnífico itinerario nuestro corazón solo puede demostrar un sentimiento de reconocimiento y gratitud pero también de nostalgia por dejar atrás las maravillas de Umbria, convencidos, sin embargo, de que volveremos en un futuro muy próximo.
¿Sabía que…?
Si está en Asís y ha decidido visitar la basílica de Santa María degli Angeli, notará cerca de allí un espléndido rosal sin espinas: cuenta la leyenda que San Francisco, en una noche de invierno, mientras estaba rezando en su celda, tuvo la tentación de abandonar la vida monástica. Para superar esa tentación, se arrojó desnudo sobre unas ruinas cerca de su celda y, de repente, las espinas del rosal que allí crecía desaparecieron y floreció otro sin espinas y que puede verse aún hoy en día.