La castaña

Castanea sativa Mill.

La castaña
El castaño (Castanea sativa Mill.) es un árbol con un porte imponente que se distingue entre las especies forestales por la intensa cultivación aún fuera de su área de origen localizada en Europa sur-oriental y en Asia Menor.

Algunos ejemplares milenarios de la especie llegaron a ser famosos, como el “castaño de los cien caballos” en las laderas del volcán Etna en Sicilia: sus notables dimensiones hubiesen permitido que 100 caballeros reposasen bajo las ramas de su copa.

Durante la época del Imperio Romano la cultura del castaño tuvo un gran impulso ya sea como especie complementaria de la viticultura, o en la cultivación típica del mismo destinado a la tala, denominada “silva palaris” 

La cultura del castaño fue intensamente practicada en Toscana por los monjes durante el Medioevo.

El castaño es un árbol de notable longevidad, de porte erecto, con amplia copa, extensa, muy desarrollada; se adapta fácilmente a los cambios tanto de temperatura como de humedad, y es sensible a las heladas tardías.

Las principales formas de cultivo del castaño son las destinadas a la tala y el castaño de fruto; en cambio los de tipo arbusto están menos difundidos y además son producto de la fusión del cultivo entres los de tala y los de tronco alto.

En los árboles destinados a ser talados, la mayor parte tallos o ramas se reúnen en la llamada “ceppaia” (copa), por norma este tipo de bosque es periódicamente utilizado, en turnos breves (10 años), consintiendo el abastecimiento de una producción leñosa de dimensiones pequeñas, conocidas como “paleria”; adoptando en cambio turnos más largos (20-25 años) se obtiene una paleria gruesa de buena calidad denominada “antenneta”.

El típico castañeto de fruto está constituido por grandes ejemplares arbóreos (100-120 por hectárea), algunas veces pluriseculares, cultivados en una baja densidad y así poder obtener mayor cantidad de frutos.



Después de la segunda guerra mundial, el patrimonio nacional de castaños ha sufrido una notable reducción, debido sobre todo al abandono de la cultura del fruto como así también a los ataques fitosanitarios de dos hongos patógenos que han causado graves daños a este tipo de sobresuelo. Específicamente se trata del “mal dell'inchiostro” (mal de la tinta) (causado por el hongo Phytophtora cambivora Petri), patología que debe su nombre a la coloración negruzca del tallo y de las raíces afectadas, como así también al “cancro corticale” (cáncer cortical) provocado por otro hongo (Endothia parasitica Murr. And.) agente del cáncer de la corteza.

La producción de los frutos comestibles, ricos en almidón, tenía un rol fundamental a comienzos del siglo: algunos castaños abastecían de frutos suficientes para las necesidades alimenticias de toda una familia durante la estación invernal.

Las hojas del castaño son de forma oval, de 10-12 cm. de largo, 4-8 cm. de ancho, de ápice agudo, con bordes dentados tipo sierra y vistosas nervaduras laterales; al caer al suelo y descomponerse contribuyen a la formación de humus o mantillo, estrato superficial del suelo, rico de materia orgánica.

El nombre de “marrón” es atribuido a un conjunto de cultivos valiosos, caracterizados por evidentes cualidades perceptibles a nuestros sentidos y posee dentro de la corteza, un fruto único y una semilla fácil de pelar.

Las hojas del castaño son de forma oval, de 10-12 cm. de largo, 4-8 cm. de ancho, de ápice agudo, con bordes dentados tipo sierra y vistosas nervaduras laterales; al caer al suelo y descomponerse contribuyen a la formación de humus o mantillo, estrato superficial del suelo, rico de materia orgánica.



El injerto en la recuperación y mejoramiento de los castaños de fruto.

El rol actual del castaño de fruto y sus perspectivas futuras están ligados a un cultivo de carácter intensivo de variedad con fruto preciado, y en particular las distintas calidades del marrón. Es así que asumen una notable importancia las diversas técnicas de injerto, dirigidas a la recuperación y mejoramiento de las variedades de los castaños.

El injerto es un operación que consiste en soldar, hacer crecer conjuntamente, sobre una planta, a la cual se llama porta-injerto o selvático una parte del otro vegetal llamada injerto.



La primera fase del injerto, que se debe realizar en el mes de marzo, consiste en recoger el material del cual se obtendrá el vástago para injertar (partes de ramos), escogiendo entre los castaños más sanos y fuertes. El material recogido, luego de una adecuada conservación en cámaras frigoríficas está listo para usar y se podrá proceder a individualizar los vástagos de castaño sobre los cuales realizar el injerto. Los vástagos elegidos previamente serán cortados transversalmente a una altura de 1,0-1,30 m. de la tierra y por último se realizará el injerto aplicando la técnica que se crea más oportuna. Las principales técnicas de injerto de castaño son: “spacco pieno” (ranura completa” con un vástago cortado en forma de cuña que es introducido en la ranura, e injerto “corona” que se realiza en el mes de mayo con vástagos cortados en forma de cuña asimétrica e introducidos entre la corteza y el leño. Para obtener buenos resultados los injertos se deben realizar en presencia de condiciones climáticas favorables y con el auxilio de instrumentos de corte idóneos; las heridas realizadas por los cortes se protegen de una capa de cera.