El alternarse diario del sol y la luna otorga una fascinación cambiante a los lugares, exaltando los detalles celados por las sombras de la noche y envolviendo en un púdico manto de misterio las gracias ostentadas de día.
Bajorrelieves, altares de iglesias rupestres o huellas de antiguos frescos constituyen los trazos tangibles de un pasado remoto: pocos territorios como la Basilicata saben desvelarlos detalladamente mucho más que en su conjunto, con los cálidos rayos del sol, sin olvidar el claror de la luna, enfatizando las piezas de un mosaico hecho de belleza.
Es cegadora la luz del sol, que nos muestra el rostro mejor de su provincia, Potenza, accesible a través de las antiguas puertas de San Juan, San Lucas y San Gerardo; la ciudad conserva, en el corazón del casco antiguo, la Catedral que se remonta al siglo XIII, obra de los alumnos de Vanvitelli, en el interior de la cual unas excavaciones arqueológicas han sacado a la luz interesantes restos de mosaico de un pavimento polícromo del siglo IV a.C.
Pero también existe arte contemporáneo en Potenza, en la Sala de Muestras de la Biblioteca Nacional, que alberga numerosos eventos y exposiciones de originales artistas contemporáneos.
Muy cerca de Potenza surge Senise, una pequeña localidad cuyo casco antiguo se caracteriza por escalinatas y callejones que llevan al imponente Castillo de 1200, enriquecido con torres y almenas. La ciudad es famosa por el pimiento de Senise, que en 1996 obtuvo el marcado IGP.
Venosa, un lugar también rico de historia, es una localidad de la provincia de Potenza, floreciente y rica que muestra orgullosa las ruinas de las fuentes termales y del anfiteatro romano que atestiguan sus antiguos orígenes.
Pero cuando el sol se va poniendo para dar por acabado el día, es cuando vale la pena visitar la ciudad símbolo de la Basilicata, Matera famosa en todo el mundo por sus cuevas excavadas en la roca donde, hasta hace pocos decenios, vivían sus habitantes. Los llamados “Sassi” son el testimonio concreto de las miserables condiciones de vida de los lucanos de aquella época, denunciadas por Carlo Levi en su “Cristo si è fermato a Eboli” (Cristo se detuvo en Eboli). Hoy en día, los “Sassi” han sido declarados Patrimonio de la UNESCO y las acciones de recuperación los han dotado de una fascinación extraordinaria, pero al mismo tiempo, compuesta, que las indulgentes sombras de la noche parecen proteger celosamente.
Un día más el sol sale de nuevo, y los amantes de la arqueología podrán gozar de una jornada especial visitando Metaponto, una antigua ciudad-estado, en la que se refugió Pitágoras. Los cálidos rayos solares invitan después a adentrarse en el espléndido Golfo de Policastro, donde está enclavada como una valiosa joya Maratea, una localidad de playa famosa por su incontaminado mar y por los numerosos callejones, portales y talleres artesanos que dan vida al maravilloso casco antiguo, en la parte superior de la ciudad. Una pausa gastronómica es ideal para descubrir, también en cocina, las arraigadas tradiciones lucanas: como el “carboncello” un hongo ideal para realizar distintas variantes culinarias, sin olvidar las judías de Sarconi, excelentes con la pasta, o el bacalao de Avigliano cocinado con pimiento.
Para degustar las exquisiteces de un territorio generoso también en los sabores, ningún lugar es tan adecuado como la casa rural; las numerosas y confortables estructuras de la región sabrán entretenerle magistralmente para unas vacaciones donde las luces y las sombras se persiguen sin interrupción en busca de la belleza.
La jornada llegará a su término y el telón celeste caerá de nuevo para acoger a la luna, protagonista indiscutible de la noche, que con sus tenues resplandores otorga una atmósfera casi onírica a esta antigua tierra, invitando a la contemplación y al agradecimiento por tanta belleza creada.
¿Sabía que…?
"La Basilicata existe, es un poco como el concepto de Dios, se cree o no se cree en el”. Palabra de Rocco Papaleo, en su famosa película “Basilicata coast to coast”, en la que una banda de músicos recorre a pie el trayecto que va de Maratea a Scanzano Jonico para participar en un festival.
Entre los lugares que se ven en la película hay que destacar el pueblo fantasma de Craco, totalmente deshabitado desde 1963 tras un corrimiento de tierra. La imagen espectral del pueblo, con sus calles abandonadas, lo ha convertido en el set cinematográfico ideal para numerosas producciones, como “La lupa” (La Loba) de Alberto Lattuada, “Cristo si è fermato a Eboli” (Cristo se detuvo en Eboli) de Francesco Rosi y, una de las más recientes, “La pasión de Cristo” de Mel Gibson.
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